Completando el ciclo “Gentes de placer en la corte de los Austrias”, se va a exponer, en dos sesiones, los llamados monstruos, fenómenos o prodigios de la naturaleza (identificados, por tener características físicas fuera de lo común). La palabra monstruo viene de mostrar. El monstruo es algo fantástico que se muestra. Eran el 2% de las “gentes de placer” y, a diferencia del resto, generalmente no formaban parte del personal palatino, sino que eran individuos que se llevaban durante un tiempo a la corte para ser mirados y para recibir alguna dádiva que ayudase a llevar su desventura. Solían ser retratados por los mejores pintores del momento, con el fin de testimoniar y documentar su apariencia. Tras este periodo en la corte volvían a una cotidianidad dificultosa basada, en muchos casos, en la exposición pública ante la cruel mirada de una sociedad, anhelante de una morbosa diferencia. Una sociedad que recreaba esta visión, como un anestésico que le permitía vivir en el conformismo de su propia mediocridad. Esto último se conoce en psiquiatría como el “Síndrome de Amaro”. Hubo tiempos en los que indicaban mal presagio o signo diabólico.